
::::::
Fea y triste paradoja. A contrapelo de lo que se piensa de un proyeto como este —anticapitalista, político, de izquierda— en el colectivo existían innumerables practicas de clasismo/racismo. Por eso renuncié en el año de 2013. Al final, como siempre sucede, las clases acomodadas son las que acumulan y aprovechan el capital social y simbólico que producimos quienes no provenimos de las élites económicas ni culturales de México.Aquí, tres libros de esos años —libros todavía urgentes y necesarios, para pensar el presente. Entre las cenizas, editado por Daniela Rea y Marcela Turati; Dolerse: Textos desde un país herido, de Cristina Rivera Garza; y Antígona González, de Sara Uribe. Agradezco el apoyo económico de mi padre, Saúl Hernández Fernández, para la impresión de este último.